miércoles, 27 de octubre de 2010

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jueves, 21 de octubre de 2010

Eskolako jangelak eta abar

Un menú sano, justo y ecológico

Mientras el mundo canta las alabanzas de la dieta mediterránea en España el modelo de alimentación imperante en escuelas y centros educativos enfrenta un reto. El de reducir las cifras de obesidad y sobrepeso entre la población escolar que afectan al 14% y al 26% respectivamente del alumnado.

Un problema sanitario que esconde un reto educativo. El de que niños y jóvenes aprendan a dejar de lado alimentos procesados ricos en grasas y azúcares y pongan sus ojos en la comida sana, local, de temporada, ecológica, de comercio jus­o… Porque, ¿hay mejor solución que responder a este problema con una solución que contribuye al equilibrio social, ambiental, educativo y gastronómico?

El Ministerio de Sanidad y las Comunidades Autónomas ya han dado el primer paso para que Espa­ña deje de liderar el ranking europeo de obesidad infantil y han optado por prohibir la venta en los colegios de bollería industrial, chucherías, snacks y refrescos.

Las experiencias

Las máquinas expendedoras serán pronto pasto de zumos y fruta, algo que ya muchos centros habían comenzado a experimentar hace unos años. Uno de ellos fue el Instituto de Aitken de Greenvale (Australia), que se convirtió en el centro de experimentación de un proyecto lanzado por Schools Go Fresh, una alianza entre una firma de máquinas expende­doras y un consorcio de agricultura de la zona. ¿El resultado? El director del proyecto aprendió que los de Primaria preferían las manzanas, las chicas de Secundaria las fresas y las uvas y que tomates cherry y mandarinas gustaban en general. El proyecto ya se va extendiendo.

Es sólo una forma más de poner freno a los malos hábitos alimentarios. En España los pioneros y los más ambiciosos en este campo están en la Fundació Futur, cuyo programa Menjador Escolar Sostenible (MES) propone renovar los comedores en todos los aspectos, abordando desde el aspecto alimentario hasta el de cohesión social.

Sus pautas son muy claras: tres de cada cuatro productos deben ser alimentos no precocinados ni congelados; la mitad deben ser regionales o locales; un tercio serán bio; las frutas, mejor de temporada; el 10% de los productos serán de comercio justo… Aseguran que el gusto también se educa y que la cultura gastronómica es compatible con la conciencia ecológica. Todo ello sin olvidar la inserción sociolaboral.

En Francia, diversas autoridades regionales subvencionan un porcentaje del coste de los comedores escolares cuando incluyen un mínimo de alimentos ecológicos producidos en la zona. Se trata de un mecanismo que también funcionó en Andalucía y Extremadura, que incluyeron menús ecológicos y actividades educativas para mejorar los hábitos alimenticios en diversos comedores escolares.

El problema es que mientras tenemos la plata europea en superficie de cultivo ecológico, el 70% de lo que recolectamos se consume en Alemania, Holanda, Francia y Reino Unido.

El mejor ejemplo en este campo es el italiano, que aspira a una alimentación 100% ecológica en comedores escolares e institucionales gracias, eso sí, a la regulación gubernamental. En Alemania, por otra parte, las empresas de alimentos para bebés han decidido apostar por el 100% ecológico, y se espera que esto movilice al resto del sector.
En general, apostar por menús ecológicos o de comercio justo no encarece especialmente el producto y se gana en calidad. A través de la Agen­da 21 se pueden encontrar distribuidores y El libro blanco de la alimentación escolar aporta consejos interesantes.

EL CAMBIO QUE EMPEZÓ EN ROMA

-          Sólo el Ayuntamiento de Roma compra a empresas de comercio justo seis millones de plátanos al año para distribuirlos en los comedores escolares de la ciudad, entre los que también se distribuyen 140.000 barritas de chocolate de comercio justo cada semana.

-          Alrededor del 67,5% de los alimentos servidos en los comedores escolares de Roma son ecológicos, un 44% procede de cadenas de suministro “bio”, dedicadas exclusiva­mente a productos ecológicos, un 26% son productos locales, un 14% tiene certificación de comercio justo y un 2% procede de cooperativas sociales, que dan trabajo a antiguos reclusos o que cultivan tierras confiscadas a la Mafia.

viernes, 15 de octubre de 2010

jueves, 7 de octubre de 2010